viernes, 9 de junio de 2017

Almudena Grandes y el valor de la memoria en sus relatos



Anoche, en una charla informal de casi una hora, la escritora española Almudena Grandes fue desgranando la propia versión de su biografía y las razones y motivos de los personajes e historias que pueblan sus libros.

Lejos de dar un discurso y sin papeles escritos, Grandes prefirió contar sus vivencias de una manera sencilla y logró que el público asistente la escuchara con atención.

“En mi vida hay muchos momentos decisivos, pero si tuviese que elegir uno me iría a la cocina de la casa de mis padres, donde a mis 12 años en una conversación intrascendente, y luego de ver una revista, mi madre me contó que mi abuela había visto bailar a Josephine Baker”. Aquella mulata que aparecía semidesnuda en una de las fotografías de la revista era, para la pequeña niña, educada en una sociedad franquista llena de prohibiciones, algo tan lejano y desajustado que no podía entender que su
abuela hubiese asistido a un teatro de Madrid a verla.

“Me dejó como pasmada, como si no pudiera ser cierta la vida de mi abuela con la mía”, contó la escritora y agregó que a partir de allí empezó no solo a darle vueltas al tema de la memoria familiar, sino también a la de su país. Algo que la ha llevado a reflexionar sobre que siempre ha escrito la misma historia y que su origen fue aquella tarde de mediados de los años 70, cuando se dio cuenta que había otra historia no contada. “Comprendí que mi abuela era más moderna que mi madre y que yo misma. Los españoles de mi generación nos hemos dado cuenta de que el mayor reto era ser tan modernos como nuestros abuelos”, indicó.

“Puede parecer una frivolidad, pero Josephine Baker bailando semidesnuda en un teatro de Madrid fue la punta del iceberg, de todas las reflexiones acerca de la memoria familiar y de mi país que llevo dando vuelta hasta ahora”, contó la escritora al público que llenó el salón Pedro Rivero Mercado, una hora antes de que inicie su charla con los asistentes.

Momentos de cambios
Almudena Grandes, madrileña, de 57 años, autora de éxitos literarios como esa primera novela erótica Las edades de Lulú, publicada en 1989; Malena es un nombre de tango, de 1994; El corazón helado (de 2007, con la que inicia una serie de libros sobre la posguerra civil española); o su último libro publicado, Los besos en el pan, de 2015, con el que aborda la crisis de su país, dijo que los primeros cinco libros que escribió fueron libros testimoniales de los conflictos que vivió su generación. “A menudo me preguntan qué cosas han cambiado en mí desde Las edades de Lulú, porque parece que no sea la misma de El corazón helado, pero es que han pasado años entre una y otra historia y afortunadamente madurar no es solo engordar y que te salgan arrugas, es también volverse más inteligente”, bromeó la escritora.

Explicó que El corazón helado fue un nuevo comienzo de su narrativa, porque es la primera novela en la que cuenta la Guerra Civil española. “Los escritores siempre hablamos del efecto que esperamos en nuestros lectores, pero también las historias que contamos nos afectan y El corazón helado es el que más me ha afectado”, reconoció y agregó que la memoria siempre ha sido un tema constante en su obra, lo que ha variado es la forma en la que las ha abordado.

“Primero he contado la España en la que viví y luego de por qué es como es”, dijo al tiempo de adelantar que en septiembre presentará un nuevo relato, donde historia y memoria seguramente volverán a estar presentes

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